miércoles, 8 de abril de 2009

Las ANTI-TENDENCIAS de Madrid

Aunque sea una persona mayormente feliz, como diría Fiti, hay cosas que de verdad de verdad de verdad es que ñññññaaaaaahhhhhhhrrrrrrrrrrrrrrrrrrggg!!!! Vamos, que hay cosas que me revientan los cojines.

Vayamos por partes, porque es que el día a día está lleeeeeeeno de esas cosillas que a uno le revuelven el estomago y le hacen subir los niveles de adrenalina. Son básicamente tonterías, sí, pero cuando nos pasan daríamos la vida por eliminarlas definitivamente de la faz de la tierra, por gasear al causante de la molestia, aniquilar a los que no les importa……..!!!!! NO ENTENDEMOS POR QUÉ COJINES NO ES LO PRIMERO QUE SE PONEN A ARREGLAR LOS POLÍTICOS CUANDO SE DESPIERTAN POR LA MAÑANA. Os juro que soy mayormente feliz.

Como decía, voy a ir por partes, porque uno no se imagina, antes de pensarlo un poco, la cantidad de detalles estúpidos que nos hacen la vida injustificadamente menos placentera, pero si lo pensáis bien, seguro que se os ocurren. Repito, son pequeñas cositas. No se trata de que a uno le fastidie que habiendo tanta abundancia de todo en el mundo, algunos no tengan de nada. No. Eso revienta el cerebro, cabrea, le hace a uno reflexionar profundamente, da para muchas charlas alrededor de una copa con los amigos o en la comida con la familia. No es eso. Hablo de ese detalle que no consigues entender, que por mucho que intentas, no consigues dar con el razonamiento que hizo posible que ocurriera. A veces puede incluso que lo entiendas perfectamente, pero que las consecuencias en tu sistema nervioso sean holocáusticas.

Como decía (y el que se atreva a decir que no soy mayormente feliz le parto la boca), hoy sólo voy a hablar de una de esas cosas. Y después de mostrar tanta intensidad y agresividad diréis, menuda caquita de detalle le revienta los cojines a esta infeliz. Me cago’enñgñgñgñ!!!

Fijaros bien la próxima vez que vayáis al restaurante. Lo habéis visto todos, y sin embargo no os he visto a ninguno manifestaros delante de ningún ministerio, ni siquiera delante de Naciones Unidas.

Aparece bajo multitud de disfraces, uno nunca sabe por dónde va a llegar. A veces se llama “Cubierto”, otras “Aperitivo”, otras “Pan”, seguido siempre de una cifra que oscila, según los comensales, entre 4 y hasta 20 euros. Pues bien, en realidad me sentiría mucho más a gusto y relajado, y es posible que hasta no me quejaría, si lo llamaran por su único y verdadero nombre: “Porque sí”, o como mucho “Por si cuela”. No, miento. En realidad podríamos encontrar 1.000 acepciones de aquello, 2.000. Propongo sólo unas cuantas: “Si no te quejas te clavo”, “Eres muy tonto y seguro que me pagas”, “Joder esto de la restauración mola, mira, sin ir más lejos, por nada me vas a dar”, “No te cobro por respirar porque aún no me atrevo, pero igualmente dame”, “Sabes esa mierda que no me pediste y que te puse con una gran sonrisa, pues cuesta”, “De 40 mesas, 39 me pagáis”, “No me puedo creer que me vais a pagar”, y así frases hasta el infinito, todas las que se os ocurran, siempre seguidas de la cifra maldita, esa que a partir de ayer he decidido no volver a pagar NUNCA MAIS.

Digo desde ayer, aunque ya van unas cuantas veces que me niego a pasar por el aro. Desde ayer, porque en un restaurante que no quiero nombrar (yo mismo desaconsejé que se hicieran estas cosas) pero que, para que os hagáis una idea, es una cadena que sirve carne de vaca del país del tango y cuyo nombre asocia al animal con el país, nos quisieron cobrar 10,80€, por un “aperitivo” consistente en una salsa de queso y pan, que por supuesto no pedimos, pero sí comimos.

Bueno, pues al quejarnos, se nos dijo, así, tal cual, sin parpadear, que “mucha gente cree que es por el aperitivo, pero en realidad es por el espacio”. LO JURO.

Cuanta energía contenida en una simple y corta frase. Vamos, que la meten a dar vueltas en el túnel del CERN y sale la imagen de Dios en alta definición. Analicémosla, por favor.

“Mucha gente cree…” osea, que todos los días, comida y cena, numerosos clientes de la Vaca Argentina (qué narices) se quejan de tal abuso, se sienten indignados por el robo, se les estropea el final de una comida agradable, y sin embargo la política del establecimiento no cambia. Por lo tanto, sólo esta parte de la frase denota: falta de respeto hacia el cliente, falta de conocimientos básicos de marketing de la restauración, y por supuesto mala fe.

“… que es por el aperitivo…”: hay que fastidiarse lo tonta que es la gente. En la factura pone “Aperitivo” 10,80 €, y todavía hay gente que piensa que los 10,80€ son por el aperitivo… Si es que tiene razón el hombre, por tontos habría que cobrarles 5 euros más por cabeza.

“…pero en realidad es por el espacio”: Vamos a ver… al redactar, se me ocurre que la mejor manera de definir esto quizás sea dejarlo así, para que fluya vuestra imaginación y que la rabia se exprese libremente. Siempre es más fuerte lo que no se dice, porque cabe todo, mientras que cuando uno dice algo se restringe a lo expresado. Me arriesgo. Los símiles siempre son eficaces para entender muchas cosas. Imaginemos que, un día cualquiera, voy siguiendo a una chica que va corriendo para no perder su autobús, tras hablar la chica con el conductor, la susodicha se sienta por fin, muy cerquita del conductor.

Pues bien, compro mi billete de autobús, y cuando voy a sentarme me llama el conductor y me dice que si me quiero sentar tengo que pagar un extra, que el billete es solo para tener derecho a ser llevado de un sitio a otro. ¿Y de pie? Que no que no, que si no pagas el extra como mucho te dejamos viajar en el techo, que por el espacio hay que pagar. Soy muy malo con los símiles y sin embargo recurro mucho a ellos…. Pero, no es increíble?? Tenía que haberlo dejado así para que fluyese vuestra imaginación, blablabla…

El caso es que finalmente, y tras consultar con el encargado la táctica a seguir para llegar a un acuerdo, el buen hombre vino a decirnos que “al final salís ganando, porque si la gente no dice nada se lo cobramos, y si se quejan no”. VUELVO A JURARLO. Me salen sarpullidos sólo de recordarlo, y al final te quedas con cara de tonta. Lo de menos es haber conseguido que no te cobren, lo importante es que se sigan haciendo estas cosas con total impunidad y hasta puede que incluso sea legal (vete tú a saber, se lo preguntaré a un abogado, que a mi me da pereza investigar).

Lo hacen casi todos los restaurantes, y a mi me revienta los cojines sobremanera.

Nathalie.

3 comentarios:

Unknown dijo...

¡Tendrían que aclararlo en la carta! con una partida llamada "Aperitivo (sin pedirlo)"

El Blog Empresarial

Peter Pan dijo...

Lo mismo me pasó a mi en Italia, solo que en la factura pusieron: ¡Pan y FANTASÍA! y no habíamos pedido pan porque eran unas pizzas y mucho menos ¡¡¡fantasía!!! Eso sí, tengo que decir que lo arreglaron...

madridmepuede dijo...

Pues si en la mia hubiera ponido fantasia, hasta les habria pagado! ;)

Publicar un comentario

 
UA-8551381-1